sábado, 15 de agosto de 2009

Carta abierta al Ministro de Justicia


Estimado Francisco Caamaño:

Con independencia de que pueda estar de acuerdo con que el legislador en casos puntuales deba regular el aborto, estoy perplejo por la reforma que tan irresponsablemente impulsa el Gobierno, y es que, ni en el peor de mis delirios, me hubiera imaginado que un partido en España se dedicara a dar abortivos a las niñas y si éstos fallan, que aborten sin el consentimiento de sus padres.

Si viviéramos en una sociedad mínimamente sana, el escándalo hubiera alcanzado tal dimensión, que el gobierno en pleno hubiera tenido que dimitir, porque si algún calificativo merece ese impulso político, es el de corrupción de menores.

Tampoco entiendo como alguien que dice tener “ansias infinitas de paz” como dijo nuestro Presidente, esté de acuerdo con una ley que sustancialmente supone un acto de violencia extrema contra un ser, cuyo único delito, es no poder defenderse pero del que podemos presumir, como de cualquier otro ser vivo, que quiere vivir.

Es evidente que dentro del capitalismo salvaje esta medida tiene sentido: vive a tope, produce y cuando dejes de producir, muere. El aborto y la eutanasia son dos herramientas fundamentales en esa política. Pero que un partido que se dice social, ampare ese tipo de medidas, es inaudito. El ser humano ha de ser responsable de sus actos: si compro un coche, he de pagar las letras; si me comprometo en algo, he de cumplir. Del mismo modo hay que enseñar a la juventud a que si mantienen relaciones sexuales, han de tomar medidas para prevenir embarazos no deseados porque si éste se produce, está en juego la vida de un ser humano.

Estimado Ministro, dice usted que no cabe objeción de conciencia en el tema del aborto y que la objeción sería constitutiva de una desobediencia civil. Alguien me dijo en alguna clase de derecho, que si mataba a alguien pero concurría alguna causa de justificación, mi acto era lícito. En la mayoría de los supuestos que estamos contemplando, no se da esa causa de justificación (como pudiera ser una violación) y por tanto no estoy obrando lícitamente sino que estoy cometiendo un crimen, por mucho que el legislador quiera hacerlo legal. Es como si ustedes aprueban una ley diciendo que hay que eliminar a la población que tiene síndrome de dawn y un médico se niega a proceder por motivos de conciencia y usted lo acusa de desobediencia civil. No estamos obligados a acatar las leyes corruptas de gobiernos como el suyo, se ponga usted como se ponga.

Ante el vacío de ideas que tienen, su única alternativa es darle carnaza al pueblo, pero ni un solo valor por el que luchar, por el que sacrificarse, incluso, por el que morir. ¡Dan pena!

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